Parece que nuestra mente es una incubadora de ideas, que las cuece a fuego lento, a veces muy, pero que muy lento, y las suelta después en los momentos menos esperados. Parece un misterio, pero en realidad tiene explicaciones científicas.
La neurociencia contemporánea distingue entre dos modos principales de funcionar de nuestro cerebro. El primero es el modo de las redes del control ejecutivo. Estas redes se activan cuando estamos involucrados en los procesos de pensamiento racional, cuando estamos intentando resolver un problema o enfocamos nuestra atención conscientemente en una tarea. El otro modo es el de la Red Cerebral (o Neuronal) por Defecto. Esta red conecta varias partes del cerebro y se activa cuando las operaciones mentales conscientes están en reposo, como por ejemplo cuando realizamos una tarea de manera automática. Es como el procesamiento de fondo en el ordenador: siempre está funcionando aunque no se vea.
Cuando soñamos despiertos activamos la Red Neuronal por Defecto, lo que estimula las conexiones aleatorias en el cerebro y aumenta la posibilidad de que surja alguna idea creativa.
¿Cómo podemos aprovechar el potencial de este modo funcional de nuestro cerebro? Pues es importante integrar en nuestro proceso creativo los momentos de desconexión del objeto de nuestra creación, ya sea el reto que intentamos resolver o una obra artística. “Incubación” es precisamente esto: dar tiempo a la gestación de ideas, relajarnos, desconectar, hacer que nuestro subconsciente haga su trabajo. Como hemos visto, el proceso de incubación es una de las formas de relajar el estado de fijación mental y muchas veces es lo que precede al momento del descubrimiento.
Hay otro momento muy importante. Como los pensamientos que se nos ocurren mientras está activa la Red Neuronal por Defecto no tienen mucho sentido para nosotros, no podremos descifrar este sentido si no apuntamos esos pensamientos. Presta atención a tus fantasías, cuando sueñas despierto. Anota estos pensamientos aleatorios. Siempre lleva contigo una libreta o algo donde apuntar, y anota todas, todas las ideas, por muy locas o sin sentido que parezcan. Nunca sabes detrás de qué esquina te espera tu mejor idea.
Pero entonces, ¿por qué simplemente no nos plantamos bajo un árbol a meditar y dejar que nuestra Red Neuronal por Defecto nos mande unas cuantas ideas nuevas? Pues, no, no funciona así. Nuestra mente inconsciente necesita que le demos un enfoque si queremos que sus resultados nos sirvan de algo. Por eso la fase de Preparación es tan importante. Necesitamos recoger todos los datos relevantes para nuestro reto creativo. Explorar las posibles opciones. Definir muy bien nuestra visión y objetivos, qué es lo que queremos conseguir. Enfocar concretamente el reto, formular bien la pregunta a la que queremos encontrarle respuesta. Solo entonces las pistas que nos dará nuestra intuición nos llevarán al sitio adecuado. Solo entonces puede que durante la incubación el procesamiento de fondo de nuestro cerebro produzca la nueva idea que buscamos.
¿Y si esto no ocurre? ¿Qué pasa si la incubación no da ningún fruto? Pues, puede que no hayamos preparado nuestra mente suficientemente bien. No hicimos la exploración exhaustiva del problema. Puede que nos falte algún dato clave. O puede que no enfocásemos el reto desde el ángulo adecuado, no formulásemos la pregunta correcta. O puede que simplemente la idea que buscamos requiera más incubación. Todas las cosas llevan su tiempo. La creatividad también.
Ahora piensa, ¿cuáles son todas las maneras con las que puedes facilitar la incubación mientras trabajas en tu próximo reto creativo?
MÁS PARA TU INSPIRACiÓN: